lunes, 14 de abril de 2014

Proyectos, proyectos, poyectos...

Soy una persona que suele abarcar mucho, y ahora que tengo tiempo libre más aún.
Entre mis nuevos proyectos están, un par de historias (o tres, que jamás serán publicadas...), tres suéteres, la reanimación de Usagi San, la reanimación de Reflexiones Ilustradas, estoy esperando las nuevas fotos de Cuc de Pi, con lo que reabriré la tienda de Etsy, necesito hacerme dos vestidos para dos bodas, una en mayo y otra en octubre. Además tengo pendientes las clases de bolillos, un conejo amigurumi por terminar, estoy aprendiendo Alemán, proyectos de costura pendientes, y he conseguido reactivar la Cardigan Magazine. 

 Y aún siento que estoy dejando de lado algo. Como ponerme al día con el ganchillo, sacar unas plantillas de bordado, mejorar la plantilla para la Cuna de eros, o acabar de montar mi maqueta del castillo ambulante. ¡Ah! También estoy intentando incrementar mi habilidad en repostería, pero eso ya sé que es algo imposible. También tengo una lista de lectura que me durará hasta el año que viene, y siempre, pero siempre, va creciendo.

Hace poco, T. me acusaba (me resaltaba) de ser una persona que empezaba la cosas y nunca las acababa. Y creo que tiene razón. Estoy bien orgullosa de haber terminado mi carrera, no por que sea una de mucho prestigio que me dará mil y un trabajos, si no por que creo que es la primera vez que empiezo algo y lo termino. Estudiar bellas artes es algo más inútil que una bicicleta sin ruedas, pero es tan gratificante...

En fin, hoy vengo a contar aquí uno de mis proyectos de costura, a ver si así me da vergüenza el no terminarlo. En este caso, el no empezarlo.
Me pasa muy a menudo que veo ropa en la tele, o en el cine, en alguna revista, y me enamoro. Luego pienso que soy capaz de hacerla yo misma, y me suelo poner manos a la obra. En este caso me pasó con el vestuario de Adler, en Sherlock Holmes (2009). Tiene tres estilismos que me encantan, uno es el vestido victoriano con chaquetilla de color fresa, el otro el el abrigo azulón de jaquard, el de las mangas de murciélago, y el otro es la chaquetilla tipo americana de picos en color morado. Esa última la amo. De hecho la amo tanto que me compre la tela para hacerla para mi. Pero hace unos dos años que la tengo en el cajón. Así soy yo, siempre pienso que las cosas son muy fáciles, luego no estoy satisfecha con como va quedando, y finalmente acabo rindiéndome. Si vendiese todos los retales de tela que tengo, podría comprarme un coche nuevo. Hoy me he puesto con el patronaje, que parece muy sencillo, pero tiene su aquel. No se si esta vez terminaré, pero mientras dibujaba lineas me ha venido a la mente una idea. (Otra más...) Y además puede que la use para movitarme a terminar esta chaqueta victoriana. Ya iré contando mejor. De momento, os dejo las fotos de los tres estilismos de Adler que he comentado antes.

Disfrutadlos. :)



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